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Dicen que el destino no puede ser cambiado. Ignacio Estember ha luchado toda su vida para demostrar que sí puede lograrlo.

Obligado a abandonar su ciudad natal y a Azul Maillán, la mujer que amaba, para seguir el destino que tenía prefijado, Ignacio dejó de lado su vida conocida para cumplir con la tradición de su familia. Sabía muy poco de lo que debía hacer y de lo único que estaba seguro era de que tenía que hacerlo para proteger a su familia.

Nueve años después, regresó a su ciudad a buscar a Azul. Decidido a reconquistarla, impidió que ella hiciera un viaje con su prometido y, engañada, la llevó con él hasta su cabaña en la cordillera de los Andes. Allí volvieron a encontrarse y a descubrirse después de la larga ausencia. Luego apostaron su destino: si Ignacio le robaba una noche como las que habían compartido en la cabaña, entonces se casarían; si no lo lograba, se marcharía para siempre.

Ahora están casados y felices. Solo los misteriosos sobres negros que llegan vacíos despiertan inquietud en la pareja. Azul no conoce con exactitud qué ha hecho su marido en los nueve años de ausencia. A los sobres negros se les suma un hombre que, con sigilo, sigue a la familia de Azul. ¿A qué se debe todo eso? ¿Es Ignacio un espía? Los sucesos se precipitan con rapidez, y Azul se ve envuelta en una trama originada en el pasado de Ignacio.

Dicen que el destino no puede ser cambiado. Sin embargo, cambiarlo y romper con el secreto de su pasado es lo que hará que Ignacio pueda estar junto a Azul para siempre.

Después de leer Una apuesta perdida, primer libro de He aquí un secreto, un libro digno de un 10, lleno de pasión, dulzura, picardía y humor, con ese personaje maravilloso, que es Ignacio Estevar, tenia muchas esperanzas de encontrar en esta segunda parte la sublimación de la novela, pero no ha sido así, se le ha quedado por debajo.

La primera parte de esta historia, termina con la realización del amor de ambos, pero nos quedamos un poco intrigados con lo que seria, que había hecho Ignacio en esos 9 años que estuvo fuera, pues en esta segunda parte, por fin lo averiguamos. Azul es la que mas tarda en saberlo y ello la aboca a una desesperación y miedo, que bajo mi punto de vista, esta un poco exagerada.

En los primeros capítulos del libro, averiguamos el secreto de Ignacio y pese a que necesitaba saberlo, tengo que decir que se me ha hecho un poco pesada la historia, la he encontrado demasiado densa. A partir de casi la mitad del libro, cambia completamente y se anima la narración y, otra vez, nos engancha el tema y se disfruta.

A pesar de todas sus dudas, Azul, quiere entender a este nuevo Ignacio y aprender a conocerlo, pero tanta desconfianza, hace un daño excesivo a su relación e Ignacio termina yéndose a la ciudad costera, donde ha vivido antes de volver, a reconquistar a Azul.

Hay muchas diferencias entre este libro y el primero, cuando aquel es alegre, divertido y veíamos a un Ignacio dicharachero, seguro de si mismo y que creía en imposibles, en éste, hasta el final, parece que le han cambiado el carácter, se deja manejar demasiado por Azul. Ignacio es un personaje maravilloso, muy bien caracterizado y del cual no puedes dejar de enamorarte, aunque lo recuerdo del primer libro, aquí lo he visto más inseguro y con menos encanto, pero no, por ello, ha dejado de parecerme uno de los mejores protagonistas que he leído.

Hay secundarios dignos de mención, como son La Colorada y Lázaro amigos íntimos de los protagonistas y a mi, particularmente, me ha encantado Augusto, el tío pediatra de Azul, un cincuentón separado y que aún está en su primera niñez, éste me ha hecho sonreír en varias ocasiones.

En fin, añadir que el final es magnifico pero no lo puedo puntuar como al primer libro, que se merece un 10, aunque estoy contenta de haberlo leído porque me había quedado con ganas de conocer ese secreto que en Una apuesta perdida, no se deja vislumbrar claramente.

Puntuación: Un 8